Las cosas han cambiado, nuestra relación ya no es lo que era. Cuando empezamos pasábamos día y noche juntos, me encantaba poder tocarte, recorrer con mis manos una a una todos los rincones de tu ser. Era una sensación maravillosa, estaba deseando volver a casa para estar contigo y pasarme la noche en vela junto a ti.
Poco a poco las obligaciones me impedían estar contigo, y tu empezaste a ponerte celoso, no soportabas que pasara tanto tiempo en la oficina junto a él. Tal vez por que ahora tenia menos tiempo para mimarte, tal vez por tus absurdos celos o quizás por cualquier otro motivo, no lo se, la cuestión es que empezaste a portarte mal conmigo. Empezabas a cometer muchos errores que antes no hacías, lo que antes tardabas pocos segundos en hacer ahora se tornaban en horas. Te quejabas de que te pedía muchas cosas a la vez, de que no dabas abasto con todas, lo ponías como excusa para todo.
Pensándolo ahora tal vez tuvieras razón y te estuviera exigiendo más de lo que eras capaz, pero en aquel momento no lo veía así, me enfurecía, gritaba y aunque me avergüenzo ahora de ello, he de reconocer que te pegaba.
Supongo que debiste de sufrir mucho cuando me traje al de la oficina, sabes que no tenia más remedio, tenía mucho trabajo que hacer con él, pero aun así cuando terminaba con él y me ponía contigo podía notar tu enfado, tu frialdad. Cada día que pasaba te ponías más y más cabezón y en consecuencia cada vez hacías las cosas más lentamente y con peor resultado, incluso llego un momento en el que te negabas a hacer alguna de las cosas que quería hacer contigo. Si eran cosas nuevas, pero estoy seguro que hubieras disfrutado con ellas.
Ante tu negativa, y como no quería perderme esas sensaciones que tu te negabas a darme, decidí agenciarme a otro más manejable. Y para darte celos lo lleve a casa, lo metí en nuestra habitación delante tuya, empecé a pasar más tiempo con él que contigo. Pudiste ver como estaba con él en la cama, mientras que contigo nunca llegue a ese extremo. Quiero que me entiendas, quería hacerte reaccionar, pero en vez volver a ser como antes, pero no hubo manera.
Pasamos varios meses así, hasta que un día, de repente te apagaste y no había manera de encenderte otra vez. Me preocupe mucho por ti, hasta tal punto que te lleve con los especialistas. Estuvieron varias horas observándote, hasta tuvieron que abrirte y cambiarte alguna pieza, ellos me lo dijeron claramente. “Señora, a este ordenador le quedan dos telediarios, aproveche para sacar toda la información del disco duro antes de que se queme la placa base por completo”
Y eso es lo que he hecho. Esta noche es la última que estamos juntos, a partir de mañana usaré el portátil hasta que tenga dinero para comprarme otro ordenador, pero no quería dejar de despedirme. Estos dos años contigo han sido maravillosos, aunque hayamos tenido nuestras discusiones yo te he querido hasta el final y no sabes lo doloroso que es para mí tener que desprenderme de ti.
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Este es el relato con el que participe en el I concurso de relatos "Amores extraños" de Sedice.com. Lo escribi en muy poco tiempo y algún día me gustaría retomarlo y modificarlo un poquito. Acabó en el puesto 14 de 18 participantes
15 febrero 2007
La despedida
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